D. NECROLOGÍAS

RECORDANDO A MANUEL GUZMÁN VIAL Y RICARDO RIVADENEIRA MONREAL. Guillermo Piedrabuena Richard

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RECORDANDO A MANUEL GUZMÁN VIAL Y RICARDO RIVADENEIRA MONREAL

Guillermo Piedrabuena Richard[1]

Han fallecido recientemente dos ilustres abogados que pertenecieron al Consejo de Defensa del Estado y que además tuvieron una destacada participación en la vida pública y en el foro.

En primer término, nos referiremos a Manuel Guzmán Vial, abogado, nacido el 25 de junio de 1925. Estudió en la Pontificia Universidad católica, recibiéndose de abogado en 1950 aproximadamente. Poco después pasó a integrar la oficina del recordado jurista Eduardo Novoa Monreal. Esta asociación profesional duró hasta fines de la década de los 60 en que Manuel Guzmán se separa y forma una nueva oficina con varios abogados entre los cuales se encontraba Pedro Doren.

Manuel Guzmán fue docente en Derecho Penal en la Pontificia Universidad católica, siendo primero ayudante, luego Profesor auxiliar y finalmente Profesor Titular, en dicha casa de estudios.

Tuve la ocasión de conocerlo cuando efectué mi práctica profesional en el segundo semestre de 1959 en el consultorio del colegio de abogados de Buin, donde Manuel se desempeñaba como abogado Jefe de la Oficina. Así como era amigable y tenía un buen trato con los postulantes y patrocinados, era bastante estricto para exigir un buen rendimiento y además para defender las prerrogativas del abogado ante la judicatura. Al tener un buen desempeño en la práctica, en el año 1960, cuando ya me había recibido de abogado, Manuel me

propuso y acepté reemplazarlo por seis meses como Jefe de la Oficina porque había pedido un permiso.

Ya en esa época Manuel Guzmán era Abogado del Consejo de Defensa del Estado, servicio al cual había ingresado como abogado Auxiliar en 1954. A fines del año 1962 fue designado Consejero, siendo además asesor del Ministro de Justicia, Enrique Ortúzar. En tal carácter patrocinó al Gobierno en varias querellas por infracción a la Ley de Seguridad del Estado. En esos años, Manuel Guzmán tenía una posición política más bien de derecha, sin militar en ningún partido, pero posteriormente evolucionaría hacia la Democracia cristiana.

Durante el Gobierno de Frei Montalva, había cuatro consejeros proclives a la Democracia Cristiana: Manuel Guzmán Vial, Ignacio Echeverría Maroto, Raúl Oliva y Hernán Larraín Ríos. Ninguno de ellos tenía una actividad política, salvo raúl oliva que había sido candidato a diputado por la Falange en Valparaíso, el año 1945.

Manuel Guzmán tuvo una destacada actuación en varios procesos penales como abogado patrocinante del Consejo, recordándose especialmente el proceso que se siguió por malversación de caudales públicos en el Banco central de chile y que terminó hacia 1962 con la condena de Fernando Jaramillo Phillips. En dicho proceso obtuvo que la corte Suprema aceptara la tesis de la comunicabilidad del delito de malversación a partícipes que no eran funcionarios públicos.

Otra actuación relevante que tuvo Manuel Guzmán estuvo relacionada con unas investigaciones en iquique efectuadas en el año 1972, en que junto con el abogado Procurador Fiscal Julio cabezas, descubrieron una red de corrupción y de vinculación con el tráfico de drogas en que aparecían coludidos algunos funcionarios judiciales. Manuel Guzmán viajó varias veces al norte y trabajó estrechamente con Julio cabezas. Luego, el consejo solicitó la intervención de la corte Suprema que ordenó una investigación administrativa que se llevó a cabo por el Ministro de la corte Suprema Enrique correa, con la sanción de varios jueces y Ministros, incluyendo el traslado de algunos. Esta situación la seguí muy de cerca porque como abogado auxiliar también envié instrucciones al Procurador Fiscal para efectuar otras investigaciones en contra de traficantes y funcionarios judiciales. recuerdo que fui a ver varias veces al Ministro Enrique correa para expresarle la gravedad de lo que estaba ocurriendo e instándolo para que viajara prontamente al norte, viaje que se había visto retardado por problemas administrativos. Sin embargo, esta labor era

paralela a la principal investigación que impulsaba el consejero Manuel Guzmán.

Esta labor activa de Julio Cabezas y de Manuel Guzmán trajo consecuencias bastante graves para ambos, en especial para el primero que fue obligado a presentarse ante la autoridad militar el 11 de septiembre de 1973, siendo posteriormente fusilado luego de una condena sumaria de un consejo de Guerra[2] en que el fiscal instructor fue un juez del crimen de iquique que había sido investigado por el consejo y que en represalia había prohibido ingresar al juzgado al Procurador Fiscal, motivando un reclamo del consejo ante la corte de apelaciones de iquique. El expediente del proceso en que se pronunció sentencia condenatoria en contra de Julio cabezas nunca pudo ser ubicado por los funcionarios del consejo y su caso fue conocido por la comisión rettig.

A Manuel Guzmán, como Presidente Subrogante y en representación del Consejo, le correspondió oficiar a la máxima autoridad militar de la i región, intercediendo por Julio cabezas por su excelencia funcionaria y para solicitar un debido proceso que defendiera sus derechos.

Además, en los meses siguientes, uno de los jueces sancionados por la corte Suprema que había sido trasladado a la región Metropolitana, en presencia de un abogado auxiliar que había pedido una audiencia sobre un asunto de interés del Consejo, profirió y envío claras amenazas en contra de Manuel Guzmán diciendo que le ocurriría lo mismo que a Julio Cabezas. Esto se conoció rápidamente en todo el consejo y supe que este organismo había resuelto proteger a Manuel Guzmán, tomando contacto para estos efectos con las autoridades pertinentes del nuevo Gobierno y con la corte Suprema.

Durante el período de la Unidad Popular, Manuel Guzmán estuvo en una postura abiertamente contraria al Gobierno de Salvador allende. En efecto, en el día del Silencio nacional, el 24 de octubre de 1972, Manuel y la mayoría de los consejeros no concurrieron a la sesión de consejo a la que sólo asistieron Eduardo novoa, raúl oliva, ignacio Echeverría y Hugo Pereira, junto con el Secretario alejandro Monreal.

La situación anterior provocó una abierta ruptura del Presidente del consejo con la mayoría de los consejeros y luego de un abortado intento de sumario administrativo, Eduardo novoa decidió renunciar a la institución que más había apreciado en su vida profesional y presentó su expediente de jubilación[3]. a la despedida de Eduardo Novoa, con quien había sido amigo y socio de oficina, asistió Manuel Guzmán junto con la mayoría de los Consejeros. Un tiempo después y con Eduardo Novoa en el exilio, tanto Manuel Guzmán como Guillermo Pumpin le habrían enviado cartas tratando de llegar a una reconciliación, lo que no habría tenido un resultado favorable. La reconciliación de Eduardo Novoa con Manuel Guzmán se empezó a gestar a la vuelta del exilio cuando siendo Presidente del colegio de Abogados Alejandro Hales, los convocó a su oficina para que se encontraran y allí se saludaron.

cuando se retiró del consejo, Eduardo novoa fue designado a

cargo de la agencia de chile para la Defensa del cobre que funcionaba en Europa. Esta agencia tuvo grandes diferencias con la posición de la comisión del cobre que trabajaba bajo el alero del consejo. Este distanciamiento y otros problemas llevaron a los miembros de la comisión del cobre encabezados por Guillermo Pumpin y que integraban además Ricardo Rivadeneira, Juan Frontaura, Eugenio Valenzuela y Eustaquio Martínez, a solicitar una entrevista con el Presidente allende en agosto de 1973, para presentar sus renuncias y ofrecer su colaboración para capacitar a sus reemplazantes. Este se negó a escuchar sus razones y luego los despidió abruptamente, aceptando las renuncias y poniendo término de inmediato a la reunión[4].

Estos acontecimientos y otros acaecidos durante 1973 acentuarían la posición muy crítica de la mayoría del consejo en contra del régimen político de la UP y esto lo reconoce ricardo rivadeneira en una entrevista póstuma con el historiador Álvaro Góngora[5].

En la mañana del día 13 de septiembre de 1973, dos días después del pronunciamiento militar, cuando concurrí a las oficinas del consejo para saber qué había ocurrido con las autoridades de este

organismo, el grupo de abogados que estaba de acuerdo con el nuevo Gobierno me informó que ya había estado en el lugar de las oficinas en teatinos, el nuevo Presidente del cDE, Lorenzo de la Maza, que había sido elegido en una reunión informal de consejeros efectuada fuera de las oficinas del Consejo, a la cual habían asistido todos, a excepción del ex Presidente Enrique testa, de los consejeros Hugo Pereira y octavio Gutiérrez y del Secretario alejandro Monreal. Me agregaron los entusiastas abogados que celebraban al nuevo Gobierno que ya se había decidido que los próximos consejeros serían Eugenio Valenzuela y Ricardo Rivadeneira. Esta versión me fue ratificada varias veces por octavio Gutiérrez, al cual no se le invitó porque no existía afinidad de éste con la mayoría del Consejo, en especial con Guillermo Pumpin. no se ha podido determinar la exacta fecha de la reunión informal de consejeros y personalmente entendí que había sido días antes del 13 de septiembre de 1973, siguiendo la confidencia de octavio Gutiérrez[6].

En los años posteriores a 1973, Manuel Guzmán empezó a distanciarse del Gobierno Militar, como muchos otros que si bien habían considerado que no había otra solución posible a la crisis política que la del pronunciamiento militar, estaban ahora en profundo desacuerdo con las violaciones a los derechos humanos que se estaban cometiendo. En más de una oportunidad, Manuel me expresó, que le era muy difícil permanecer en el consejo colaborando con un Gobierno que violentaba los más elementales derechos fundamentales. Como dato ilustrativo en ese sentido, había firmado junto con Hugo Pereira un voto disidente en un informe sobre los efectos del Decreto Ley nº 175 de 10 de diciembre de 1973, que regulaba la cancelación de la nacionalidad chilena por los atentados graves que se cometieran en el extranjero. En dicho informe, emitido el 24 de abril de 1974, los disidentes opinan que “la privación de la nacionalidad sólo puede concebirse por una gravísima afrenta al Estado mismo en su estructura fundamental y no por otros ataques a la vida política por perturbadores que ellos sean[7]. Esta situación junto con la falta de sintonía con el nuevo Presidente renato Damilano, provocó su renuncia al consejo en el segundo semestre de 1976, poniendo término a su carrera funcionaria luego de veintidós años en el servicio.

Una vez retirado del Consejo, Manuel Guzmán ejerció activamente la profesión en materia penal, incluso en causas en que los inculpados habían sido imputados de delitos que eran perseguidos por el consejo, en representación del Estado. así recuerdo que defendió a varios inculpados en los procesos bancarios que se iniciaron a contar de 1982 por la intervención masiva de varios bancos. algunos no entendieron esta actuación, pero personalmente la consideré legítima porque estaba de acuerdo al derecho fundamental de ejercer la profesión en asuntos sucedidos con posterioridad a su alejamiento del consejo y en los cuales Manuel Guzmán no había tenido ninguna intervención cuando había desempeñado sus funciones en este organismo.

Además, Manuel Guzmán patrocinó la denuncia deducida en 1984 por un posible fraude en el caso de la parcela de El Melocotón, proceso en el cual no participó el consejo de Defensa del Estado porque, por mayoría de votos, acordó no hacerse parte. En los círculos del consejo y de los abogados, se comentó que Manuel Guzmán se había entrevistado con el juez por su falta de decisión en investigar el posible fraude y en un momento muy enardecido e indignado le había enrostrado su falta de independencia. De igual forma, el proceso fue archivado sin resultados.

Como activo litigante en materia penal, Manuel Guzmán me había confidenciado que estaba muy a disgusto con el sistema procesal penal antiguo y me contaba de muchas situaciones negativas que había presenciado a nivel de actuarios y policías. Esto explica que cuando se formó el Foro Procesal Penal hacia 1993, Manuel se incorporara activamente apoyando las ideas de un proceso penal acusatorio profundamente reformado. también asistió a numerosos seminarios que preparaban la futura reforma procesal penal, aportando muchas ideas de su experiencia profesional. En una oportunidad me confidenció que era partidario de no dar más recursos al sistema antiguo por las distintas corruptelas y denegaciones de justicia[8].

Cabe destacar también la labor de Manuel Guzmán como Consejero del consejo General del colegio de abogados, siendo su Vicepresidente entre los años 1987 y 1989, en el período de alejandro Hales como Presidente, y siendo elegido posteriormente varias veces como consejero.

también corresponde referirse a lo que ocurrió en abril o mayo

de 1993, en que el Presidente de la república Patricio aylwin, le ofreció la Presidencia del consejo de Defensa del Estado, ante mi negativa a continuar como Presidente de la entidad luego del vencimiento de mi período el 30 de abril de 1993, pero Manuel Guzmán declinó este ofrecimiento y ni siquiera lo meditó mayormente, cumpliéndose así una especie de profecía que casi no tiene excepciones en el sentido de que “los que se van del Consejo nunca más vuelven[9].

En cuanto a su vinculación política, tengo entendido que Manuel Guzmán era de entera confianza de los dirigentes de la DC y estuvo dispuesto a defender a personeros de ese partido en distintos procesos penales, sin embargo no participó en la política contingente ni en las discusiones que usualmente se llevan a cabo en los partidos políticos.

Entre 1997 y 1999, Manuel Guzmán estimó que bien valía la pena aspirar a un alto cargo en la administración de justicia, como un punto culminante de su carrera jurídica.

Es así que en 1997, cuando se promulga la reforma constitucional de la Ley nº 19.541 y se crean varios cargos de Ministros externos de la Corte Suprema, Manuel Guzmán decide presentarse a los concursos que fueron dos y conversó con todos los Ministros de la corte Suprema, quedando muy desilusionado por no haber obtenido ningún voto en el primer concurso y sólo un voto en el segundo. a esa fecha, Manuel ya tenía 72 años y puede ser que ello haya influido en la votación de la corte, porque a los 75 años los Ministros debían retirarse a consecuencia de la misma reforma constitucional[10].

Dos años después, Manuel decide nuevamente postular, ahora al más alto cargo del nuevo Ministerio Público, aspirando a ser elegido como el Primer Fiscal nacional en el nuevo sistema procesal penal. Su postulación estaba avalada por su participación en el Foro Procesal Penal, su cercanía con la Ministra Soledad alvear y el abierto apoyo de la directiva de la Democracia cristiana. Sin embargo, a fines de 1999, Manuel Guzmán ya tenía 74 años, lo que significaba que si hubiera sido elegido habría tenido que retirarse el año 2000

porque en la reforma constitucional de la Ley nº 20.050 se limitó la edad del Fiscal nacional a los 75 años y de esa manera no habría cumplido enteramente su período.

Manuel Guzmán obtuvo una votación de 9 votos en la Corte Suprema, en el cuarto lugar de la quina, en empate con Luis Bates y recuerdo que su exposición ante la corte fue muy clara y precisa[11].

En las negociaciones con los Senadores, Manuel Guzmán tenía la preferencia del Gobierno de Frei ruiz-tagle, pero no logró ser propuesto porque no habría contado con los votos de un sector de la oposición.

En todo caso, durante el concurso conversamos muchas veces como amigos y con mucha lealtad.

Posteriormente, Manuel Guzmán colaboró con una Comisión que ayudó en la presentación de un proyecto de nuevo código Penal auspiciado por el Ministerio de Justicia de la época.

Durante los años 2000 y siguientes, tuvimos poco contacto con Manuel Guzmán, pero sí recuerdo una hermosa iniciativa suya cuando me llamó en el año 2000 –yo era Fiscal nacional– para visitar al ex consejero Juan Frontaura que había estado gravemente enfermo y así concurrimos a su casa donde nos recibió Juan con su señora. Juan Frontaura estaba tan emocionado que casi no habló en nuestra visita.

Los últimos años de vida de Manuel Guzmán Vial fueron muy dolorosos para él y su familia y tuvo que retirarse del ejercicio de la profesión, por una enfermedad cruel e irreversible. Falleció el 19 de mayo del 2011.

Esta es la breve reseña que puedo hacer de un gran consejero y amigo, Manuel Guzmán Vial.

En cuanto al inolvidable Ricardo Rivadeneira Monreal, fallecido el 13 de junio del 2011, a los 82 años, su vida y trayectoria estuvo repleta de acontecimientos de gran importancia, tanto en el consejo como en la vida política de este país.

nació ricardo el 14 de junio de 1929 y pertenecía a una familia de agricultores. Estaba emparentado con Eduardo novoa Monreal ya que eran primos en segundo grado.

Estudió Derecho en la Pontificia Universidad Católica, recibiéndose de abogado en el año 1955. obtuvo un Doctorado en Derecho

en la Universidad complutense de Madrid en el año 1966. Posteriormente, ricardo rivadeneira efectuó varias publicaciones jurídicas, entre las cuales pueden mencionarse las siguientes: “Limitaciones al Poder Constituyente en la elaboración de la norma constitucional”, “Sanción y nulidad en el pensamiento de Hans Kelsen”, “El Estado Chileno y los organismos que lo componen”, todo lo cual evidencia la tendencia de ricardo hacia el Derecho Público y al Derecho constitucional, sin perjuicio de su cercanía con el Derecho Penal, siguiendo la tendencia de su maestro y pariente Eduardo novoa Monreal.

Su trabajo sobre “El Estado Chileno y los organismos que lo componen”, fue publicado en una revista de la Universidad de chile y también en la revista de Derecho y Jurisprudencia, la que tuve en consideración cuando publiqué en esta última revista un estudio que se llamó “Orientaciones Generales para la creación de la Procuraduría General de la Nación en Chile”.

Sus primeras actividades profesionales las realizó en la oficina de Eduardo novoa, en la cual trabajó como procurador y luego como abogado asociado durante algunos años junto con Manuel Guzmán y Pedro Doren. Años después tendría oficina profesional con Jorge Prat y Mario Arnello y al final de su trayectoria profesional, en el año 1990, fundó una oficina con los destacados abogados Patricio González y Rodrigo Zegers, a los cuales conocía por haber sido abogados del consejo de Defensa del Estado. ricardo siguió asistiendo a su oficina hasta un mes antes de su muerte en junio del 2011.

En los años 1954 a 1958, ricardo, que tenía una posición política de una derecha nacionalista, formaba parte de un grupo gremialista distinto de los conservadores y falangistas e integró un grupo político, junto con Gonzalo Vial, que se conocía como los “estanqueristas” vinculado a la revista El Estanquero, y cuyo líder natural era Jorge Prat Echaurren. ambos colaboraron decididamente con el Gobierno de Carlos Ibáñez del Campo, siendo secretarios privados o jefes de gabinete del Ministro de Hacienda Jorge Prat. Ese período lo evoca ricardo en una entrevista de Patricia arancibia que escuché en la televisión, la que tengo grabada[12].

Entre paréntesis, en su vida profesional siempre ricardo rivadeneira combinó su interés por el Derecho con sus inquietudes polí-

ticas, pero si bien tuvo una destacada figuración en la política, en mi concepto nunca la consideró como su actividad principal y tampoco tenía los intereses que mueven a muchas personas en sus actividades políticas.

cuando ricardo rivadeneira postuló a comienzos de 1963 al

cargo de abogado auxiliar en el consejo, ya tenía una trayectoria pública y profesional destacada y era muy conocido por los consejeros Eduardo Novoa, Manuel Guzmán y otros. En su libro sobre la historia del consejo de Defensa del Estado, Gonzalo Vial señala que ricardo ingresó junto con otro abogado, Eduardo Vial cox, a sugerencias del Secretario del consejo, camilo cobo[13][14].

Los consejeros tenían una especial estimación por Eugenio Valenzuela y ricardo rivadeneira. Eugenio fue un gran abogado que había sido el mejor de su promoción en la Escuela de Derecho de la Universidad de chile y posteriormente sería abogado integrante de la corte Suprema y Ministro del tribunal constitucional. ricardo ya era conocido por su habilidad como penalista y su trayectoria pública. recuerdo que en esa época, los abogados íbamos a presenciar

los alegatos de algunos consejeros y abogados auxiliares, especialmente los de Eduardo novoa. En cuanto a ricardo rivadeneira, sus alegatos en la corte eran brillantes y muy claros, en especial en los asuntos bancarios en que tuvo activa participación desde 1982 a 1985. Me acuerdo de un alegato que presencié, de una claridad extraordinaria, en contra de un recurso de amparo de un ejecutivo bancario y de otros alegatos relacionados con el proceso del Banco de chile. ricardo casi no usaba papeles o documentos de apoyo en sus alegatos, sino que iba directamente y con gran claridad al punto importante que interesaba a los Ministros, lo que ayudaba mucho a una justa y fundada decisión del asunto.

La primera actuación de fondo y muy importante en el consejo, la tuvo ricardo actuando en equipo con Eduardo novoa, en la defensa del Estado en el famoso proceso conocido como el contrabando del siglo o caso rodríguez Gutiérrez, iniciado en enero de 1964 y al cual se refiere extensamente Gonzalo Vial en su historia del CDE y

también el suscrito en el libro sobre 33 años de historia de la entidad[15]. El proceso termina en 1972, con una sentencia condenatoria en lo penal de la Corte Suprema y que, además, por primera vez, aceptó el reajuste de las indemnizaciones civiles, pero solo hasta el pronunciamiento de la sentencia.

Por lo anterior, la voluminosa sentencia también tenía que cumplirse en lo que se refería a las indemnizaciones civiles, para cuyo resguardo Eduardo novoa se había encargado de obtener numerosas medidas precautorias sobre los bienes de los procesados, existiendo alrededor de veinte tomos con medidas precautorias.

Los aspectos civiles eran casi tan importantes como la obtención de una sentencia condenatoria, pero no eran de aquellos temas que interesaban a Ricardo Rivadeneira y por ello años más tarde en 1974 pidió al consejo que lo relevara de estas tareas y entonces se designó a quien escribe, entonces abogado auxiliar, para que se encargara de las ejecuciones y de los remates de los bienes de los inculpados y en esta tediosa tarea estuve alrededor de diez años, menos mal que asistido por el excelente abogado Víctor Hugo rojas en los primeros años. Luego fui sustituido por otro abogado y cuando ya era Presidente del consejo en 1990, al advertir que la ejecución civil estaba un tanto paralizada, designé nuevamente al abogado Víctor Hugo rojas, quien agilizó las ejecuciones y realizó el último remate judicial pendiente en el año 1991, terminando así un proceso que se había iniciado en 1964[16].

La relación con Eduardo novoa fue amistosa y por cierto ricardo le tenía una gran admiración, lo que no impidió que en los años del Gobierno de la UP, ricardo se apartara absolutamente de la línea de Eduardo novoa en el consejo y lo mismo ocurrió en la comisión chilena del cobre que integraba junto con otros abogados, discrepando con la agencia chilena del cobre que dirigía Eduardo novoa en Europa, después de su retiro del consejo en 1972.

Existe una versión dada en la entrevista de Álvaro Góngora, publicada en La tercera el 18 de junio del 2011, algunos días después de su fallecimiento, respecto a la frustrada reunión entre los miembros de la comisión del cobre con el ex Presidente allende, en que

los abogados del consejo concurrían a presentar su renuncia porque las condiciones políticas del país no permitían adecuadamente ejercer sus funciones, que es ligeramente distinta a las versiones que recogió Gonzalo Vial en su libro sobre la historia del cDE y que yo escuché de Eugenio Valenzuela[17].

Puede que la entrevista de ricardo rivadeneira no sea enteramente precisa o que ricardo haya exagerado su imaginación sobre este episodio tan fuerte que vivieron los abogados de la comisión del cobre. En su parte pertinente, la entrevista expresa lo siguiente:

En agosto de 1973 todos decidimos renunciar al CDE y le mandamos una carta a Allende. Él no nos respondió, pero nos citó a La Moneda. Apenas nos saludó de lejos y nos dijo: ‘Señores, comprendo que la carta de ustedes forma parte del complot que existe en sectores de derecha para asumir una actitud subversiva y arrancarle el poder al gobierno’. Guillermo Pumpin (miembro del CDE) quiso decir algo, pero el ex Presidente dijo que no iba a abrir diálogo, porque nuestra intención era evidente. Eugenio Valenzuela, que también era del Consejo y que era más rabioso, planteó: ‘Presidente, es difícil aceptar lo que está diciendo, porque es una ofensa’. Allende nos respondió: ‘Mire, no hay discusión aquí’. Se paró y nos hizo con las manos un gesto de que nos fuéramos. No tuvimos más que salir y mientras bajábamos por las escaleras, desde la puerta, Allende nos gritaba: ‘Están complotando’”.

“Todos estaban muy ofendidos, y yo sólo me reía de lo enojado que estaban, porque había algo de cierto en lo de Allende: todos pensábamos que el gobierno era un desastre y que los militares debían intervenir. Pero no complotábamos, al menos hasta ese minuto”. no obstante su apoyo al Gobierno Militar instaurado en 1973, ricardo tuvo una posición independiente y al respecto recuerdo dos episodios sucedidos en 1982 y 1984, en la comisión de retorno de los Exiliados y en el asunto del posible fraude de la parcela de El Melocotón.

En 1982, ricardo junto con Eugenio Valenzuela y otras personas, fueron designadas para formar una comisión que propusiera al Gobierno un listado de las personas exiliadas que podían volver al país. La comisión propuso el retorno de 3.400 personas en un listado que fue entregado al General Pinochet, llegándose a fijar incluso la

fecha de una ceremonia oficial para anunciar esta buena noticia al país, que sería el 24 de diciembre, pero a última hora el gobernante, a instancias de un Ministro, cambió de opinión y redujo la lista de exiliados que podían retornar a sólo 34[18]. Entre las personas que fueron excluidas y continuaron en el exilio, se encontraba Eduardo novoa.

En 1984, habiéndose presentado una denuncia por el caso de

El Melocotón por numerosos abogados y patrocinada por Patricio Aylwin y Manuel Guzmán, el Consejo debió debatir si se hacía parte en el proceso en defensa del Estado. Si bien no siguió la recomendación del Ministro rosende para que interviniera en defensa del General Pinochet, la mayoría del consejo acordó no hacerse parte en dicho proceso en defensa del Estado y dentro de los votos de minoría que opinaban que sí era un deber del organismo el hacerlo, se encontraba el de ricardo rivadeneira, Guillermo Pumpin y Juan Frontaura.

Una importante etapa de la actuación de ricardo en las defensas del interés público en los tribunales, fue su participación preponderante en los numerosos procesos que debieron iniciarse desde 1982 en adelante, a raíz de las intervenciones en los Bancos decretadas entre los años 1982 y 1983.

Si bien el consejo se hacía parte y designaba abogado para perseguir posibles delitos de la Ley de Bancos y fraude al Estado, la Superintendencia de Bancos en reunión con ricardo rivadeneira estimó que además había que contratar particularmente a abogados para que prepararan las correspondientes querellas y asesoraran activamente a los interventores. En dicha reunión y con el acuerdo del Presidente del Consejo de ese entonces, Mauricio Flisfisch, que fue ratificado posteriormente en el Consejo, se acordó contratar particularmente a un grupo de abogados del mismo organismo, entre los cuales recuerdo que estaban el mismo ricardo, Luis Bates, Eduardo Urrejola, Guillermo Piedrabuena, Guillermo ruiz, oscar Kolbach, Horacio Thomas, Rodrigo Zegers y Patricio González.

ricardo rivadeneira estuvo a cargo de los Bancos de osorno, Banco de chile, BHc y Banco de talca y todas sus primeras actuaciones fueron rápidas, eficientes y con muy buenos resultados.

Sin embargo, este trabajo, que duró tres años para ricardo rivadeneira, representó un serio desgaste en lo personal al tener que

enfrentar a los mejores abogados de la plaza e instar por el procesamiento, incluso la prisión preventiva, de numerosos ejecutivos bancarios muy conocidos e importantes. Incluso más, en el caso del Banco de chile, el Ministro en Visita extendió su investigación y proceso a un ex Superintendente de Bancos y a un ex Ministro de Hacienda. transcurridos algunos años el interés del Gobierno y de los tri-

bunales por estos procesos bancarios fue decayendo ostensiblemente y, en definitiva, los resultados condenatorios fueron muy escasos. La mayoría de los abogados contratados cesó en sus funciones antes de que terminaran los procesos.

Nuestra visión posterior de lo ocurrido fue más bien crítica hacia la intervención del consejo porque los abogados contratados consumían gran parte de su labor profesional en la atención de estos casos, lo que se traducía en críticas públicas a nuestra actuación[19].

Los comienzos de las actuaciones de ricardo en los procesos penales eran siempre brillantes y eficientes, pero luego de un tiempo su entusiasmo decaía o empezaba como a aburrirse y prefería que su labor fuera continuada por otros abogados. Esto sucedió con el caso del contrabando del siglo y en cierta medida con los procesos bancarios, ya que solicitó un año sabático para irse a vivir a Londres con toda su familia, durante los años 1985 y 1986, obteniendo los permisos del Presidente del consejo y del Ministro de Justicia.

Siempre recordaba ricardo que esta permanencia en Europa con toda su familia, había representado un hito muy importante y positivo en su vida personal y familiar.

Una vez regresado a chile, se reencantó con la política en atención a que las circunstancias del país habían cambiado y ya se vislumbraba un retorno a los cauces democráticos. No tengo demasiados antecedentes sobre las actuaciones políticas de ricardo y me guío al respecto por algunas entrevistas que dio antes de su muerte[20] y es así que fue designado primer Presidente de renovación nacional en 1987, partido que en ese entonces estaba integrado por acción nacional de Sergio Onofre Jarpa, la UDI de Jaime Guzmán y otros grupos de derecha. En ese cargo permanece como un año y avanza todo lo que puede en conversar y tratar de llegar a acuerdos con la concer-

tación para el restablecimiento de la democracia. En 1989, integra una comisión para consensuar las reformas constitucionales que se aprobarían ese año, luego del triunfo del no en el plebiscito de 1988.

En medio de tanta actividad política, ricardo rivadeneira se da el tiempo para integrar el consejo General del colegio de abogados entre los años 1981 y 1984 y luego para presidir dicho organismo entre los años 1991 y 1992.

Posteriormente, sería designado por el Presidente Frei ruiztagle, en 1994, para integrar la comisión de Ética y Probidad Pública, cuyas proposiciones fueron aceptadas en parte por el Gobierno. con tanta actividad, ricardo en los últimos años como conse-

jero, ejercía su labor de una manera presencial, siendo muy original en todas sus proposiciones jurídicas. Ya no tendría causas importantes en el consejo.

Lo más llamativo fue su designación en el año 1990 como “Ministro de Justicia” de la oposición, formando una especie de gabinete paralelo para criticar o conversar con el Gobierno de la concertación. Siendo Presidente del consejo, me llamó un Subsecretario de un Ministerio importante para expresarme su extrañeza por esta designación simbólica, ya que a su juicio era incompatible con el cargo de abogado del Estado, opinión en que no estuve de acuerdo y que tampoco compartía el Presidente de la república, Patricio aylwin. nuevamente ricardo rivadeneira demostró su independencia

de carácter y de criterio, al acordar, con todos los Consejeros, la presentación de la denuncia por posible fraude por el caso Valmoval, conocido más bien como el de los pinocheques, en el mes de marzo de 1993.

Poco después del término de mis funciones como Presidente del Consejo a fines de 1993, debe haber sido a mediados de 1994, ricardo toma la difícil decisión de renunciar a la entidad que era presidida en esa fecha por Luis Bates y, según testimonio de éste, al entregarle la renuncia se emocionó vivamente. Habían sido 31 años los que había dedicado a la institución y su decisión de alejamiento debió haber sido muy dolorosa para él.

Por último, es imposible dejar de mencionar y testimoniar el decidido apoyo que me dio ricardo rivadeneira en el proceso de postulación al cargo de Fiscal nacional en 1999, luego que la corte

Suprema me incluyera en una quina en que figuraban además Davor Harasic, Vivian Bullemore, Manuel Guzmán y Luis Bates.

tal como lo relato en mis “Memorias del Primer Fiscal Nacio-

nal”, solicité la colaboración del ex consejero ricardo rivadeneira por sus vinculaciones con renovación nacional y del ex consejero Jaime del Valle por sus relaciones con la UDi. ambos pudieron perfectamente haberme contestado que habiendo cuatro ex consejeros en la quina, no parecía prudente interceder por ninguno de ellos, dado sus méritos, trayectoria, etc. Sin embargo, ambos me apoyaron decididamente y recuerdo que me contaban casi todos los días de sus conversaciones con los dirigentes políticos. Finalmente, las gestiones fueron fructíferas ya que dichos partidos políticos manifestaron el último día del plazo constitucional que no apoyarían para Fiscal nacional sino que a Guillermo Piedrabuena richard, con lo que el Gobierno de Frei ruiz-tagle se decidió a proponerme al Senado, organismo que aprobó la proposición por 39 votos, con una abstención y un voto en contra[21].

En los últimos años de su vida, solamente pude estar con ricardo en algunas reuniones profesionales en su oficina, junto con Rodrigo Zegers, y no obstante que estaba afectado por un tumor canceroso desde el año 2002, enfrentó su dolencia con mucho ánimo y sin perder jamás la originalidad que tuvo durante toda su vida y de paso contándome algunas confidencias para mí inéditas[22].

En resumen, ricardo fue un gran consejero, con mucho criterio. nunca perdía la calma en las discusiones. Buscaba salidas a los problemas difíciles y siempre fue un buen amigo de todos.

Este es el homenaje que estimo debo rendir a dos ex consejeros que tuvieron una brillante labor en el consejo y en la vida pública de este país.

[1] GUiLLErMo PiEDraBUEna ricHarD. Profesor de Derecho Procesal de la

Pontificia Universidad Católica de Chile, Fiscal Nacional del Ministerio Público entre los años 1999 y 2007 y Presidente del consejo de Defensa del Estado entre los años 1990 y 1993.

[2] PiEDraBUEna ricHarD, Guillermo, 33 años de Historia del consejo de Defensa del Estado (1963-1996), Santiago, Editorial Puerto de Palos, 2009, pp. 94 y 95, pp. 118-120, pp. 210-212.

[3] PiEDraBUEna ricHarD, 33 años de Historia, pp. 99-102.

[4] PiEDraBUEna ricHarD, 33 años de Historia, pp. 106 y 107.

[5] Entrevista publicada en el diario La tercera del 18 de junio de 2011, cuatro días después de fallecido ricardo rivadeneira. también se puede consultar: ViaL corrEa, Gonzalo, consejo de Defensa del Estado – 100 años de historia, Santiago, consejo de Defensa del Estado, 1995.

[6] PiEDraBUEna ricHarD, 33 años de Historia, p. 112.

[7] PiEDraBUEna ricHarD, 33 años de Historia, p. 124. El informe se encuentra en las Memorias del consejo, 1971-1990.

[8] PiEDraBUEna ricHarD, Guillermo, Memorias del Primer Fiscal nacional, Santiago, Editorial thomson reuters, 2011, p. 34 y su nota (10).

[9] PiEDraBUEna ricHarD, 33 años de Historia, pp. 314 y 315. En días recientes, el ex Consejero José Pablo Vergara también me confidenció que el Presidente Patricio Aylwin le había ofrecido el cargo después de la negativa de Manuel Guzmán, pero lo había declinado y le había sugerido el nombre de Luis Bates.

[10]  PiEDraBUEna ricHarD, Guillermo, Memorias del Primer Fiscal nacional pp. 25-26.

[11] PiEDraBUEna ricHarD, Guillermo, Memorias del Primer Fiscal nacional pp. 51-70.

[12]  Entrevista de Patricia arancibia clavel, 2009, en programa titulado “cita con la historia”.

[13] ViaL corrEa, Gonzalo, consejo de Defensa del Estado.

[14] El 1º de marzo de 1963 ingresamos al consejo un importante grupo de abogados, entre los cuales estaban, además de quien escribe, Eugenio Valenzuela Somarriva, Ricardo Rivadeneira Monreal y Luis Bates Hidalgo, todos los cuales llegamos a a ser Consejeros y/o Presidentes de la entidad, años después (PiEDraBUEna ricHarD, 33 años de Historia, pp. 31 y 32).

[15] ViaL corrEa, Gonzalo, consejo de Defensa del Estado pp. 67 y 68; y PiEDraBUEna ricHarD, 33 años de Historia, pp. 50-54.

[16] PiEDraBUEna ricHarD, 33 años de Historia, pp. 50-54.

[17]  PiEDraBUEna ricHarD, 33 años de Historia, p. 106.

[18] PiEDraBUEna ricHarD, 33 años de Historia, p. 175, información que me fue proporcionada por Eugenio Valenzuela.

[19] PiEDraBUEna ricHarD, 33 años de Historia, pp. 151-158.

[20] Entrevista con Patricia arancibia, en cita con la Historia, 2009 y entrevistas de La Segunda de 17 de junio del 2011 y en La tercera el 18 del mismo mes.

[21] PiEDraBUEna ricHarD, Guillermo, Memorias del Primer Fiscal nacional, pp. 63-66.

[22] Fue en una de estas últimas conversaciones con Ricardo cuando me confidenció que en el año 1986, junto con Guillermo Pumpin, habían concurrido a entrevistarse en octubre de ese año con el Ministro de Justicia Hugo rosende para que retirara la petición de renuncia al abogado consejero Guillermo Piedrabuena richard y así efectivamente ocurrió. La versión de ricardo debo consignarla porque se aparta un tanto del contenido de mi libro (PiEDraBUEna ricHarD, 33 años de Historia, p. 180).

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